No vemos la luz. Vemos las cosas cuando la luz las toca.
La apariencia de las cosas cambia según cambian las propiedades de la luz que las ilumina. Modificando estas propiedades podemos hacer que las cosas parezcan diferentes.
Un ejemplo:
Veamos cómo es la intensidad, dirección, color y distribución de la luz en tres fotos del mismo lugar en diferentes momentos, y cómo cambia su aspecto.
1. Mediodía de invierno.
Luz difusa sin dirección ni forma definida. Las nubes son difusor y reflector. Temperatura de color alta: luz fría. Agrisa los amarillos y otros colores cálidos y aplana las superficies, que pierden sus texturas y tridimensionalidad por la ausencia de sombras. Este tipo de luz no aporta contraste ni de color ni de intensidad, sino que lo unifica todo.
Fondo gris plano. No aporta nada a la composición.
2. Mediodía de verano.
Temperatura de color media: luz día. Los amarillos algo más cálidos que en la anterior. Luz dura diagonal de contra. Sombras nítidas sobre el suelo que definen dos planos perpendiculares, horizontal-suelo/vertical-paredes. A pesar de los encuadres diferentes, vemos que en esta imagen la perspectiva es mayor porque existe la referencia del suelo. Sin embargo la parte superior de los edificios es aún más plana. La intensidad, muy alta, destruye las texturas y los colores. El fondo sobreiluminado desaparece. Aporta aún menos a la composición que el anterior.
3. Puesta de sol de verano.
Luz cálida que resalta el color del edificio central, que ahora no es amarillo grisáceo, sino claramente naranja. Temperatura de color baja con respecto a las anteriores, calidad difusa y menor intensidad. Permite mayor contraste entre los blancos, los amarillos y los rojizos y algo más de textura y volumen en ventanas y tejados.
Algunas nubes reciben la parte casi magenta del espectro, desvelando su forma y aportando una diagonal a la composición. Otras los lavandas. Hay diálogo entre las formas y el fondo.
He utilizado la luz natural como ejemplo aplicable a la hora de diseñar con luz artificial. Decidimos los colores, direcciones, intensidades, calidades y formas de nuestras luces según cómo queremos que se vean los objetos y espacios en escena. En función de esto elegimos el material y decidimos dónde lo colocamos.
El siguiente paso será ver cómo lo movemos.
viernes, 7 de enero de 2011
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